Lo primero que hicieron las profes fue convertir nuestro patio en una sala de relax perfecta. Con los tapices, los cojines, la música de relax y todo acompañado del fresco de la mañana y del sonido de los pajaritos al despertarse, ¿qué más se puede pedir para conseguir relajarnos y disfrutar de una gran mañana?
Una vez que todo estuvo listo nuestros peques salieron al patio y nos quitamos los zapatos para ir a los tapices y hacer un montón de ejercicios lo más cómodos posibles. Las profes explicaron a los enanos qué es lo que íbamos a hacer y en qué era el yoga.
Y una vez entendido, ¡ a comenzar! Cerramos los ojos y escuchamos la música y comenzamos con ejercicios para calentar los músculos que si no luego nos dan tirones (sobre todo a las profes, jeje) Y a partir de ahí hicimos un montón de asanas. Nos convertimos en ardillas, en foquitas, en estrellas de mar, en caballeros y hasta en gatitos y perritos. Y lo más importante, ¡lo pasamos genial y quedamos muuuuuuy relajados!
Y claro, os estaréis preguntando cómo hicieron nuestros bebotes una clase de Yoga. Pues muy fácil, las profes crearon un espacio especial para ellos en el patio y realizaron una clase de masajes muy especial para que disfrutaran también de su momento. ¡Alguno casi se nos duerme y todo!
Y ahora a por el siguiente taller que es..... ¡ Taller de arquitectura!
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