Queremos contaros un bonito cuento. Uno en el que nuestros peques son los protagonistas y nuestros héroes pues consiguen dar vida a unas pequeñas semillas que andaban perdidas por la ciudad.
Todo comienza una mañana cuando nada más llegar al cole nuestros pequeñ@s alumn@s se encontraron con una semillas de judias, lentejas y garbanzos que se habían perdido.
- ¿Dónde vais semillitas? - preguntaron.
- Buscamos un lugar donde crecer y hacernos grandes, pero creemos que nos hemos perdido.- contestaron.
- Muy sencillo - contestó la semilla garbanzo - Un recipiente donde vivir rodeadas de tierra, agua y mucha luz.
Los pequeños pidieron ayuda a las profes y se pusieron manos a la obra para conseguir todo lo que sus nuevas amigas las semillas necesitaban. Eso es, se convirtieron en jardiner@s.
Localizaron unos recipientes estupendos donde poder hacer una camita a lenteja, garbanzo y judia; y un gran saco de tierra para que pudieran descansar comodamente mientras se hacían mayores.
Salieron al patio y una vez allí se dispusieron para preparar la casita a nuestras semillas.
- ¡Un momento! - gritó lenteja .- No podemos vivir en esa casita.
- Porque si me riegas y el agua no puede salir al final nos ahogaremos.
- ¡Valla! ¿Qué hacemos?
Tras mucho pensar uno de nuestros héroes decidió que lo mejor sería hacer unos cuantos agujeros a la cama y así el agua que las semillitas no quisieran podría salir por ellos y seguir su camino.
Después de hacer los agujeros pusieron una capa de tierra finita sobre el huerto, y una vez extendida las semillitas se acostaron dentro. Para completar la camita, echaron más tierra y taparon a sus amigas las semillas.
- La próxima vez que nos veamos seremos verdes y grandes; como una ramita. Acordaros de regarnos, que nos dé la luz del sol y querernos mucho para que salgamos fuertes y grandes.- se despidió la judia.
L@s chic@s hicieron lo que sus amigas las semillas les habían dicho y con una regadera les echaron agua para que no pasaran hambre y los pusieron al sol para que tomaran muchas vitaminas.
Ahora sólo les quedaba esperar y ver de nuevo a sus amigas cuando fueran grandes y mayores.
Esta es nuestra historia, una en la que unos niños consiguieron crear vida y aprender lo importante que es cuidar de alguien que está más indefenso que tú.
¡¡Felices sueños!!
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