¡Ay! Que con tantos talleres y tantos amig@s que han vuelto y se han ido de vacaciones se nos había olvidado contaros lo bien que lo pasamos en el taller de granja de la escuela.
Como está haciendo mucho calor, las profes nos contaron que un montón de animalitos habían decidido venir a visitarnos al fresquito del cole y pasar un día con nosotr@s.
Eso sí, se trajeron con ellos sus casitas para poder comer con los amig@s y luego echarse una buena siesta.
Pues nada, después de desayunar ni cortos ni perezosos nos fuimos al patio. ¿Y sabéis lo que nos encontramos allí? ¡Una super granja!
Había cerdos en sus cochiqueras y estaban comiendo. También había cobayas y conejos, gallinas, gallos, caballos y ¡hasta un burrito! Había una vaquita y un torito muy simpáticos. Y en mitad de la granja había un gran lago con patitos y ranas.
Pues ala, como ya sabéis que el trabajo de una granja es muy duro hicimos varios grupos y fuimos a ver a los animalitos.
Comenzamos con los cerdos. Les dimos de comer y ellos a cambio nos dieron un poquito de jamón para que lo probáramos. Luego fuimos a ver a los conejos y las cobayas. Pero claro, comen mucha verdurita así que antes de nada tuvimos que ir a recoger a la huerta pepinos, lechugas, zanahorias y un montón de hortalizas.
Nuestra siguiente visita fue a las gallinas y al gallo. ¡Ey! Que las gallinas pusieron huevos y tuvimos que recogerlos para hacer luego la tortillita. Después de tanto trabajo nos pasamos a ver a los caballos y al burrito. Les dimos de comer heno y alfalfa y de ahí a ver al torito y a la vaquita. ¿A qué no adivinàis lo que hicimos con ellos?¡Si! Ordeñamos a la vaquita para que nos diera leche y como lo hicimos tan bien ella nos obsequio con un vasito de leche fresquita, un trocito de queso y un yogur. ¡Qué simpática y qué generosa!
Para terminar nuestra visita, fuimos al lago y les dimos de comer pan a los patos. ¡Qué tragones, se pusieron hasta arriba!
Cuando tod@s l@s amig@s terminaron de ver la granja nos fuimos a comer. ¿Y adivináis dónde comimos? ¡En la granja, al aire libre con los animalitos! Qué bien sienta comer unos buenos macarrones rodeados de la naturaleza. ¡Qué hambre teníamos! Eso sí, al terminar estábamos tan agotados de tanto trabajar que caímos como leños en las colchonetas y las profes tuvieron que despertarnos de un sueño profundo para volver a casa con papá y mamá.
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