Pasar un día estupendo, aunque acabar tod@s agotad@s. Nos reunimos tod@s en la gran sala de usos múltiples y antes de celebrar nuestro ritual junto al fuego de los deseos nos preparamos comiendo lo que más gusta a toda la tribu: aspitos.
Al concluir, nuestr@s músicos de la tribu comenzaron a cantar y tocar fabulosas melodías. Tod@s bailamos y reímos mucho con el resto de indi@s.
Y mientras estábamos bailando, la jefa india llamó a toda la tribu pues había llegado la hora de comer y había que recobrar energía para la guerra que nos esperaba a nuestra salida con l@s vaquer@s. Teníamos muchas dudas, pues no sabíamos el número al que tendríamos que enfrentarnos. Por ello, comimos muy bien y nos preparamos con nuestras mejores armas: nuestras caritas monísimas y muchos, muchos besos para dar.
Y llegó el gran momento. Nuestro encuentro con el bando contrario.... Las indias jefas salieron las primeras para allanar el camino y tras ver las intenciones de l@s vaquer@s nos llamaron para acudir en su ayuda. Much@s de nosotr@s se quedaron para descansar y dormir un rato, pues más tarde vendría un segundo asalto. Venían armados pero como no, pudimos con ellos y dedicándoles nuestras mejores sonrisas les arrancamos exclamaciones y besos. Al final conseguimos desarmarles y salirnos con la nuestra. ¡Ganamos!
Más tarde, cuando el resto de vaquer@s decidió acudir, nuestr@s herman@s indi@s restantes salieron a su encuentro y al igual que nosotr@s salieron victoriosos y conseguieron desarmar a todo aquel que se atreviese con ell@s.
Concluimos nuestra pequeña batalla y todos salimos victoriosos. Los indi@s nos llevamos las armas de l@s vaquer@s y muchos, muchos besos y abrazos y l@s vaquer@s se llevaron nuestras sonrisas y nuestro cariño. ¡Y nos comimos los aspitos de la paz!